Amor eterno, Gustavo Adolfo Bécquer
Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar:
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón,
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
Este poema fue escrito por Gustavo Adolfo Bécquer,
uno de los autores más importantes del Romanticismo. Fue uno de los
representantes de la poesía intimista más famosos del romanticismo español.
Este movimiento literario comenzó en la primera mitad del siglo XIX, sus
principales características son la actitud rebelde y la evasión de una realidad
que no les gusta y con la que están en desacuerdo. Bécquer nació el diecisiete
de febrero de mil ochocientos treinta y seis y murió el veintidós de diciembre
de mil ochocientos setenta. Aunque fuera un autor romántico escribió en una
época literaria perteneciente al Realismo.
Su obra más destacada es titulada Rimas, obra a la
cual pertenece este poema. Rimas está compuesta por setenta y siete rimas.
El tema de este poema es el amor, el amor eterno, el
amor más allá de la muerte. Es un monólogo, una declaración unilateral del
artista a la mujer que ama. Aunque el tema del amor es muy amplio, en este
poema el autor se concentra exclusivamente en su propio sentimiento, y se vale
de varias figuras literarias para resaltar las cualidades de su propio
sentimiento. El autor describe al amor como algo divino. Pretende darle un
toque trágico, como si no pudiera vivir sin él, que es imprescindible. Dice que
pase lo que pase, a él nunca le quitaran el amor, como si se nubla o si llueve,
o incluso si se muere, nunca podrán quitarle el amor que siente hacía su amada.
Este poema consta de dos estrofas de cuatro versos
cada una. Los tres primeros versos son endecasílabos y el cuarto heptasílabo.
Los versos riman de forma asonante. La estructura métrica es la siguiente: 11A,
11B, 11-, 7b, 11A, 11C, 11- y 7c.
En cuanto a los recursos literarios de forma, podemos
observar una anáfora en los primeros tres versos en los que se repite la
palabra "podrá", podríamos interpretar este mismo recurso en los
versos uno, dos y tres para recrear un paralelismo, ya que repite una
estructura similar en los tres versos "Podrá nublarse el sol eternamente;"
"podrá secarse en un instante el mar:" "podrá romperse el eje de
la tierra”. También podemos ver un hipérbaton en el séptimo verso "pero
jamás en mí podrá apagarse" en el cual el poeta cambia el orden sintáctico
de la oración situando el verbo al final.
Podemos dividir el poema en dos partes según el tema.
La primera vendría a ser la primera estrofa en la que presenta algunas cosas
casi imposibles que podrían suceder y la segunda sería la segunda estrofa, en
la que aclara a que venían los posibles sucesos de la primera y deja claro el
tema del poema, el amor, y en esta estrofa, también el amor más allá de la
muerte.
En cuanto a los recursos literarios de significado
podemos encontrar varias hipérboles, como por ejemplo, en los versos uno, dos y
tres, donde plantea situaciones exageradas, de cumplimiento casi imposible o
que sucederán en un lapso de tiempo
demasiado lejano, "nublarse el sol", "secarse [...] el mar"
y "romperse el eje de la tierra". También podemos encontrar dos
epítetos: en el cuarto verso "débil cristal" y en el sexto
"fúnebre crespón". El cristal como material ya es un material débil
de por sí mismo, es fácil que se rompa y un crespón es una tela que se lleva en
señal de luto, no es imprescindible reiterar-lo con el adjetivo
"fúnebre" que recuerda que la situación implica un difunto o algo
triste y oscuro. Encontramos una personificación en los versos cinco y seis
"Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón", en la cual el
autor le aplica una cualidad humana a la muerte, la de cubrirle con un crespón,
aunque esto en realidad sea una metáfora. La metáfora consiste en que la
expresión "cubrirme con su fúnebre crespón", significa que le mate o
que se le lleve la muerte, es decir, que muera. Es un símbolo muy peculiar el
de utilizar el símbolo de la muerte presentandolo en el poema como si,
realmente, fuese una persona, este recurso se ve mucho en la poesía en general,
pero sobretodo en las obras románticas, que suelen tocar mucho el tema de la
muerte.
En conclusión, podemos decir que este poema es un
típico ejemplo de poema romántico en el que se tratan temas como el amor y la
muerte. El símbolo del amor más allá de la muerte es muy utilizado por Bécquer
ya que tiene varios poemas que tratan de exactamente lo mismo. Bécquer tiene
muchísimas poesías con tema amoroso ya que le dedicaba la mayoría a su amada,
Josefina Espín. Podíamos deducir que este poema es típico del autor porque se
nota mucho que es una de sus rimas, también porque es muy corta. Gustavo Adolfo
Bécquer siempre fue un autor que meditó mucho sobre tres temas en concreto: la
creación poética, el amor y la muerte. Aunque el poema parezca estar dedicado a
alguien y es una bonita declaración amorosa, podemos notar que el poeta no deja
de hablar de sí mismo y de sus sentimientos. Esto representa una de las
características típicas del Romanticismo, en la que los autores le daban mucha
importancia al "Yo". Podemos atribuirle a este poema también una
sensación de que el poema está inacabado, muy típica del Romanticismo. Esto se
hace notar en que el poema sea tan corto y el autor no nos haya acabado de
contar realmente su historia.
Este poema tiene una sencillez única en la que nos dice muchas cosas
y nos transmite tantos sentimientos, en tan solo ocho versos. Me gusta la
manera en que personifica la muerte como si fuera humana y como utiliza,
sutilmente, el tema del amor más allá de la muerte.
4º ESO
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