EDUCACIÓN SECUNDARIA

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Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas deliciosas.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Emilia Pardo Bazán


Los  pazos de Ulloa
La novela, publicada en 1886, narra el impacto que produce la llegada de Julián, joven sacerdote, a Los Pazos de Ulloa, donde el señor marqués vive una vida semisalvaje en compañía de sus supuestos servidores.
El principal, Primitivo, especie de mayordomo a quien, en la sombra, todos obedecen; su hija, la bella Sabel, vive amancebada con el marqués, y de tal relación ha nacido un niño, Perucho. Julián pretende cambiar este estado de cosas y, para ello, consigue que el marqués lo acompañe a Santiago en busca de esposa legímita. La hallará entre sus primas: pero no será Rita, la que en verdad le gusta, de carácter fuerte y muy atractiva para los hombres, sino que elegirá, influenciado por Julián en buena parte, a Nucha, la menor de las hermanas, mujer dulce, de buenos sentimientos, no tan agraciada, y de una cierta debilidad enfermiza. Cuando, ya en Los Pazos, Nucha dé a luz a una niña, ambas caerán en desgracia ante el marqués, quien, naturalmente, deseaba una varón.
El epílogo cuenta la vuelta a Los Pazos de Julián, diez años después. Al visitar la tumba de Nucha, muerta seis meses después de marcharse él, se encuentra con los dos niños: es Perucho quien ahora viste elegantemente y la hija de Nucha, con el atuendo de una campesina pobre.
El tema central de la obra es la oposición entre naturaleza y civilización, de modo que son las fuerzas naturales las que triunfan; este tema se construye con otros secundarios: política y costumbres ancestrales, religión y brujería; la caza y la pasión frente a los sentimientos, fundamentalmente, el amor materno.
La novela se inscribe dentro de lo que se denomina literatura naturalista.    
El sentido último de la obra consiste en mostrar que todo aquel que no se adapta a ese medio o bien lleva una existencia marginal –el señorito de Limioso-, o bien es aniquilado, como ocurre con Julián y con Nucha. La conclusión es verdaderamente tremenda, pero los presupuestos del naturalismo exigían que se contara la verdad de las cosas con absoluta objetividad.


Cristian, Lorenzo y Carla
4º ESO
2013-2014

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